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EL RUGBY EN SU MÁS PURA EXPRESIÓN

Viernes 24 de Agosto: noche fría y ventosa, bajo un chaparrón fugaz transitaban tres colectivos las calles rosarinas, ante las siluetas gigantescas de los silos del puerto como testigos mudos de su paso.Así llegaba el bloque infantil de rugby del SLTC a Rosario, así empezaba a sentir el embrujo y la magia Duende.

Sábado 25: la mañana presagiaba un día especial, un día de temperaturas bajas pero con sol pleno que, en la ciudad, resplandecía en las cúpulas de los edificios neoclásicos y barrocos que los caracterizan, denotando el grandioso poderío económico que ostentara la ciudad a principios del siglo XX.

Era hora de comenzar la gira, nos esperaban cinco clubes. Los más pequeños, M8 y M9 la cita era en el club del colegio inglés Old Resian, cuyo encuentro lleva el nombre de uno de sus profesores “Harold Liardet”, M10 y M11 harían lo suyo en Los Caranchos Rugby Club. El Jockey Club de Rosario esperaba a nuestra M12, la M13 se divertiría en el “Piri Madariaga” del Club Universitario de Rosario y por último nuestra M14 mostraría su poderío en el “Brizio 2018” que organiza año a año nuestros amigos de Duendes RC.

Fue una jornada de puro rugby, repleta de emociones, de alegría por poder jugar al rugby en el colorido paisaje que pintan los colores de las camisetas de los distintos clubes, de terceros tiempos multitudinarios, de anécdotas y encuentros.

Domingo 26: La magia Duende. 10 am, los equipos de todas las divisiones de nuestro club ya se encuentran precalentando con sus típicos movimientos precompetitivos, con ansias contenidas y concentrados algunos y somnolientos otros. Mañana calma. El sol, tímido, pierde su lucha ante el frío que sopla el viento, que arremete contra las hojas de los álamos provocando un sonido que se mezcla con el murmullo de los niños. Cuando de repente todo cobra fuerza. ¡Silbato, patada y a jugar! Partidos de rugby por doquier, camisetas de campos verdes y negros ante nuestra “rojiblanca”. Juego, juego y más juego para que el tercer tiempo sea más divertido, más “hermanado”. Finalmente, así es como lo fue. Allí sucumbimos ante el “embrujo Duende”, ante la calidez y humildad de un club que entiende este deporte y lo hace grande. Allí fue donde entendí el privilegio de sentir el rugby, de formar a nuestros jugadores en sus valores, como lo dijo alguna vez mi querido amigo el “Polaco” – “vivir el rugby infantil es vivir el rugby en su más pura expresión” Y yo, estoy de acuerdo.

Luis Casullo
Entrenador M8 SLTC



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