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Pasión en grandes proporciones

Hace ya varios meses me han cursado la invitación para disertar en el torneo Werenitzky y yo he aceptado con agrado. Siento una gran ansiedad por conocer el club y su gente.

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Me han contado que Santiago Lawn Tennis es un club centenario y que más allá de que tiene varias disciplinas deportivas, sus socios sienten por el rugby una pasión irresistible.

Como hombre precavido llego al aeroparque bien temprano y lejos del escenario que hubiera querido encontrar logro ver un tumulto de gente que va y viene de manera presurosa. A todos se los nota nerviosos y no logro entender el porqué.

Al acercarme al mostrador a consultar por mi vuelo el tumulto se hace mayor. La gente se aglomera y en ese instante la cruda realidad me recibe con un fuerte cachetazo. Mi vuelo a Santiago del Estero esta cancelado por una nube de cenizas volcánicas que está en la ruta de aviación.

No entiendo. No logro encontrar alguna explicación razonable. Un volcán en erupción que está a más de 1500 km de aquí es el responsable de este mal trago. Increíble que una nube de cenizas que ni siquiera puedo ver sea la encargada de hacerme añicos los sueños de conocer una nueva provincia a través del rugby.

Enojado con la realidad, llamo inmediatamente a Mónica, mi mujer, y le solicito que me prepare un mapa para saber la ruta más conveniente hasta mi destino.

“Las cenizas no me van a ganar” repetí varias veces para mis adentros. No estaba dispuesto a que algún factor externo pudiera entorpecer una invitación que con tanto afecto me hicieran llegar tiempo atrás.

Cerca de las 2 de la tarde regreso a mi casa y recojo el mapa. Inmediatamente después, sin pausa y con mucha prisa, rumbeo hacia mi lugar de destino. Manejo sin parar, a ritmo sostenido. No obstante, la noche me encuentra en la Ciudad de Córdoba donde descanso algunas horas.

Al día siguiente, me levanto al alba y antes de que el reloj marcara el mediodía ya estaba en Santiago del Estero disfrutando del desfile de presentación y el colorido marco que tiene el torneo.

Luego de los partidos lleve adelante una disertación para los presentes y logramos en poco tiempo una sintonía muy especial con todos ellos.

Mis presunciones se hacían realidad. Esta gente era tan o más fanática que yo de la pelota ovalada.

En el intercambio tan enriquecedor, comencé a encontrar algunas de las respuestas que fuí a buscar.

No era casualidad que un Puma tan reconocido y emblemático como Juan Manuel Leguizamon hubiera surgido de estas mismas tierras.

Escucho atentamente sus historias de rugby. La pasión por el juego se introduce en la escena y llega a límites insospechados. Las ganas de crecer y progresar están a la vista. “Estoy convencido de que esto es solo el comienzo” me dije a mi mismo por dentro.

Luego, el tiempo me dio la razón, porque algunos años después Facundo Isa y Tomas Lezana, actuales baluartes del nuestro seleccionado, han surgido de la misma cantera…

Por la noche, en el club, también fue un momento de emociones fuertes. Entre algunos obsequios y recordatorios me hicieron entrega de un cuadro nombrándome como socio honorario de la institución. Un lindo alago para cerrar un fin de semana muy intenso.



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